La llegada a España de ginebras de gran calidad y la espectacularidad de su preparación y presentaciones han hecho de este clásico combinado la bebida del momento. Así resumen en el Heraldo de Soria la actual supremacía del Gin Tonic. A través de un excelente artículo de Ana Usieto se nos detallan las particularidades de esta tendencia actual, así como un resumen de cómo debe realizarse un perfect serve de nuestro combinado favorito.
La llegada a España de ginebras de gran calidad y la espectacularidad de su preparación y presentaciones han hecho de este clásico combinado la bebida del momento. Así resumen en el Heraldo de Soria la actual supremacía del Gin Tonic. A través de un excelente artículo de Ana Usieto se nos detallan las particularidades de esta tendencia actual, así como un resumen de cómo debe realizarse un perfect serve de nuestro combinado favorito.
Especialmente memorable la frase de Oscar París del artículo: Con lo de la moda del gin tonic se ven algunos que llevan tantas cosas que en realidad no lo son, convertidos más bien en una pecera llena de cosas. El gin tonic no hay que desvirtuarlo. Os dejamos con esta entretenida lectura tras el salto.
Gin Tonic: el sofisticado y eterno trago de moda, por Ana Usieto
El tópico del clásico renovado le queda como un guante a lo que está pasando con el gin tonic. Un trago de toda la vida que de un tiempo a esta parte disfruta de momentos de esplendor. Y por dos motivos principales. Por un lado, la multiplicación de la oferta de ginebras de alta calidad, las llamadas premium, elaboradas con más ingredientes en destilación y métodos tradicionales. Por otro, la asociación de este combinado a ambientes selectos y modernos han convertido al gin tonic en la bebida de moda en todo el mundo, hasta el punto de que, sobre todo en grandes capitales, proliferan los locales dedicados en exclusiva a las mil maneras de beber ginebra con tónica. Además, el gin tonic bien hecho se presenta como una oferta de calidad en tiempos de crisis, una manera de mimar a un cliente que ya no está dispuesto a pagar lo que sea por cualquier cosa y que, por si fuera poco, hace valer al personal con formación en el gremio de la hostelería.
«Como en su día hubo un boom de la cultura del vino, ahora se extiende la cultura del gin tonic. La gente quiere saber, le gusta entender el complejo mundo de la ginebra. Si de una bebida como el vino se puede hacer tanta literatura y leyenda...¡Imagina de dos!», apunta con humor Domingo Banegas, propietario del pub La Trampa de Jaca (Ramiro I, 1) y ganador del primer Concurso de gin tonic de la Jacetania, que tuvo lugar el mes pasado. La votación popular aplaudió su combinado a base de ginebra premium Rives Negra con aroma de semilla de haba tonka y el toque cítrico que le da la mora salvaje y la mandarina, que incluye congelados en un cubito de hielo.
Bebida con matices
La celebración del certamen altoaragonés es otra prueba de una moda que va a más. En el recién llegado restaurante zaragozano Vetula (Madre Vedruna, 22) lo saben bien y es uno de los locales de la capital aragonesa que ha hecho de sus sofisticados gin tonic un gancho para sus clientes que va más allá de lo tradicional: «La ginebra es una bebida alcohólica con muchos matices, más flexible que otras como el ron. Una buena ginebra puede llegar a tener más de diez elementos en destilación, con elementos botánicos, cítricos y florales, que son los que utilizamos aquí para jugar y crear los diferentes gin tonic», explican.
En Vetula, un nutrido equipo de someliers especializados crea las diferentes combinaciones basándose en las notas de cada ginebra tras catarlas en seco. La carta es amplia: Bulldog, Citadelle, 209 o una de las más de moda actualmente, la francesa G-Vine, entre otras muchas.
Según los elementos botánicos de cada marca, se opta entre añadir cilantro, bergamota, cardamomo o angélica, entre una amplia variedad de especias. Las notas florales determinan los aromas, que el somelier vaporiza ante el cliente con unos coquetos esencieros. El cítrico abre un abanico que va del limón a la lima, pasando por la naranja o la naranja sanguina. Todo un ritual encaminado a sorprender y a sacar el máximo partido del sabor de cada ginebra. Además, la copa invita a una tranquila sobremesa en el restaurante. «Queremos no solo ofrecer una buena copa, sino fomentar el acto social de beber», explica uno de los socios de Vetula, Guillermo Vicente.
«Con lo de la moda del gin tonic se ven algunos que llevan tantas cosas que en realidad no lo son, convertidos más bien en una pecera llena de cosas. El gin tonic no hay que desvirtuarlo», advierte Óscar París, gerente y jefe de sala del restaurante turolense La Tierreta, donde también los gin tonic son santo y seña. La opinión de Óscar es la del vigente campeón de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón en la categoría de gin tonic. Asegura que convenció al jurado por, precisamente, preparar un gin tonic en el que la ginebra era la protagonista. «El cliente quiere que le agasajen, y la preparación del gin tonic puede ser espectacular», asegura. Sus combinados se basan en la maestría con el twist, el toque de cítrico que con la pinza obtiene de de la corteza de la lima o el limón («donde hay mucho más sabor que en la pulpa», explica). Además, les añade un toque de angostura, un aromático concentrado de hierbas presente en muchos cócteles. En cuanto a la ginebra, París suele optar por «secas y aromáticas», y entre sus favoritas nombra a Citadelle que, según explica, «tiene entre 20 y 25 hierbas diferentes en su composición». Y añade: «Para los que les guste el gin tonic con aroma a limón, basta una buena ginebra».
El mimo de estos expertos a la hora de prepar un gin tonic se extiende, claro, al continente. La copa de balón es la elegida. En el Vetula, por ejemplo, se decantan por una «de enoteca», que tiene una gran capacidad (880 cl.). La idea, por un lado, es que «la ginebra se abra» y, por otro, «que se concentren los aromas». Óscar París redunda: «La copa en el gin tonic es importante, es necesario una de balón, con superficie para el oxígeno, para que cuando el cliente haga el trago largo, aprecie todos los sabores».
Muy frío
Este envase permite también albergar muchos hielos. «Es fundamental que la copa esté muy fría, para que el trago no se agüe y enmascare el sabor de la ginebra», apunta Domingo Banegas. En el Vetula, incluso, utilizan unos hielos obtenidos por ósmosis que, al parecer, respetan los sabores de las ginebras, los niveles de dulzor-amargor y los carbónicos.
Los carbónicos... Otra de las piezas claves del gin tonic. El 50% del nombre de la bebida. La presencia del gas en el combinado es fundamental, y los expertos recomiendan servir la tónica lentamente para evitar que pierda fuerza. Internacionalmente, los locales especializados señalan a la tónica Fever Tree como la mejor para este combinado. La quinina natural obtenida de un árbol medicinal parece ser la clave del éxito de esta marca india.
Como curiosidad, Óscar París recuerda que en restaurantes como El Bulli se fabricaba la quinina delante del cliente. Un ejemplo más del grado de sofisticación y, por qué no decirlo, de esnobismo, al que puede llegarse en el universo gin tonic. «Mucha gente se ha acercado al gin tonic por esnobismo, por lo que tiene de diseño, porque está asociado a cierto elitismo», opina Óscar París, que sitúa el boom de esta bebida en los momentos de bonanza previos a la crisis: «En La Tierreta teníamos una carta de aguas, algunas de 80 euros, ¡cómo no íbamos a tener un buen abanico de ginebras».
Para Carlos Orgaz, presidente de la Asociación de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón, el éxito de los gin tonics de lujo ilustra cómo la calidad puede ser un buen argumento contra la crisis: «El gin tonic es perfecto para los que prefieren pagar un poco más por una copa mucho mejor servida. En ese sentido, la preparación del personal de sala es importante, no solo para darle calidad al producto, sino también para formar al cliente y que sea exigente».
Podéis leer la noticia original en el siguiente enlace: Heraldo de Soria
Especialmente memorable la frase de Oscar París del artículo: Con lo de la moda del gin tonic se ven algunos que llevan tantas cosas que en realidad no lo son, convertidos más bien en una pecera llena de cosas. El gin tonic no hay que desvirtuarlo. Os dejamos con esta entretenida lectura tras el salto.
Gin Tonic: el sofisticado y eterno trago de moda, por Ana Usieto
Especialmente memorable la frase de Oscar París del artículo: Con lo de la moda del gin tonic se ven algunos que llevan tantas cosas que en realidad no lo son, convertidos más bien en una pecera llena de cosas. El gin tonic no hay que desvirtuarlo. Os dejamos con esta entretenida lectura tras el salto.
Gin Tonic: el sofisticado y eterno trago de moda, por Ana Usieto
El tópico del clásico renovado le queda como un guante a lo que está pasando con el gin tonic. Un trago de toda la vida que de un tiempo a esta parte disfruta de momentos de esplendor. Y por dos motivos principales. Por un lado, la multiplicación de la oferta de ginebras de alta calidad, las llamadas premium, elaboradas con más ingredientes en destilación y métodos tradicionales. Por otro, la asociación de este combinado a ambientes selectos y modernos han convertido al gin tonic en la bebida de moda en todo el mundo, hasta el punto de que, sobre todo en grandes capitales, proliferan los locales dedicados en exclusiva a las mil maneras de beber ginebra con tónica. Además, el gin tonic bien hecho se presenta como una oferta de calidad en tiempos de crisis, una manera de mimar a un cliente que ya no está dispuesto a pagar lo que sea por cualquier cosa y que, por si fuera poco, hace valer al personal con formación en el gremio de la hostelería.
«Como en su día hubo un boom de la cultura del vino, ahora se extiende la cultura del gin tonic. La gente quiere saber, le gusta entender el complejo mundo de la ginebra. Si de una bebida como el vino se puede hacer tanta literatura y leyenda...¡Imagina de dos!», apunta con humor Domingo Banegas, propietario del pub La Trampa de Jaca (Ramiro I, 1) y ganador del primer Concurso de gin tonic de la Jacetania, que tuvo lugar el mes pasado. La votación popular aplaudió su combinado a base de ginebra premium Rives Negra con aroma de semilla de haba tonka y el toque cítrico que le da la mora salvaje y la mandarina, que incluye congelados en un cubito de hielo.
Bebida con matices
La celebración del certamen altoaragonés es otra prueba de una moda que va a más. En el recién llegado restaurante zaragozano Vetula (Madre Vedruna, 22) lo saben bien y es uno de los locales de la capital aragonesa que ha hecho de sus sofisticados gin tonic un gancho para sus clientes que va más allá de lo tradicional: «La ginebra es una bebida alcohólica con muchos matices, más flexible que otras como el ron. Una buena ginebra puede llegar a tener más de diez elementos en destilación, con elementos botánicos, cítricos y florales, que son los que utilizamos aquí para jugar y crear los diferentes gin tonic», explican.
En Vetula, un nutrido equipo de someliers especializados crea las diferentes combinaciones basándose en las notas de cada ginebra tras catarlas en seco. La carta es amplia: Bulldog, Citadelle, 209 o una de las más de moda actualmente, la francesa G-Vine, entre otras muchas.
Según los elementos botánicos de cada marca, se opta entre añadir cilantro, bergamota, cardamomo o angélica, entre una amplia variedad de especias. Las notas florales determinan los aromas, que el somelier vaporiza ante el cliente con unos coquetos esencieros. El cítrico abre un abanico que va del limón a la lima, pasando por la naranja o la naranja sanguina. Todo un ritual encaminado a sorprender y a sacar el máximo partido del sabor de cada ginebra. Además, la copa invita a una tranquila sobremesa en el restaurante. «Queremos no solo ofrecer una buena copa, sino fomentar el acto social de beber», explica uno de los socios de Vetula, Guillermo Vicente.
«Con lo de la moda del gin tonic se ven algunos que llevan tantas cosas que en realidad no lo son, convertidos más bien en una pecera llena de cosas. El gin tonic no hay que desvirtuarlo», advierte Óscar París, gerente y jefe de sala del restaurante turolense La Tierreta, donde también los gin tonic son santo y seña. La opinión de Óscar es la del vigente campeón de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón en la categoría de gin tonic. Asegura que convenció al jurado por, precisamente, preparar un gin tonic en el que la ginebra era la protagonista. «El cliente quiere que le agasajen, y la preparación del gin tonic puede ser espectacular», asegura. Sus combinados se basan en la maestría con el twist, el toque de cítrico que con la pinza obtiene de de la corteza de la lima o el limón («donde hay mucho más sabor que en la pulpa», explica). Además, les añade un toque de angostura, un aromático concentrado de hierbas presente en muchos cócteles. En cuanto a la ginebra, París suele optar por «secas y aromáticas», y entre sus favoritas nombra a Citadelle que, según explica, «tiene entre 20 y 25 hierbas diferentes en su composición». Y añade: «Para los que les guste el gin tonic con aroma a limón, basta una buena ginebra».
El mimo de estos expertos a la hora de prepar un gin tonic se extiende, claro, al continente. La copa de balón es la elegida. En el Vetula, por ejemplo, se decantan por una «de enoteca», que tiene una gran capacidad (880 cl.). La idea, por un lado, es que «la ginebra se abra» y, por otro, «que se concentren los aromas». Óscar París redunda: «La copa en el gin tonic es importante, es necesario una de balón, con superficie para el oxígeno, para que cuando el cliente haga el trago largo, aprecie todos los sabores».
Muy frío
Este envase permite también albergar muchos hielos. «Es fundamental que la copa esté muy fría, para que el trago no se agüe y enmascare el sabor de la ginebra», apunta Domingo Banegas. En el Vetula, incluso, utilizan unos hielos obtenidos por ósmosis que, al parecer, respetan los sabores de las ginebras, los niveles de dulzor-amargor y los carbónicos.
Los carbónicos... Otra de las piezas claves del gin tonic. El 50% del nombre de la bebida. La presencia del gas en el combinado es fundamental, y los expertos recomiendan servir la tónica lentamente para evitar que pierda fuerza. Internacionalmente, los locales especializados señalan a la tónica Fever Tree como la mejor para este combinado. La quinina natural obtenida de un árbol medicinal parece ser la clave del éxito de esta marca india.
Como curiosidad, Óscar París recuerda que en restaurantes como El Bulli se fabricaba la quinina delante del cliente. Un ejemplo más del grado de sofisticación y, por qué no decirlo, de esnobismo, al que puede llegarse en el universo gin tonic. «Mucha gente se ha acercado al gin tonic por esnobismo, por lo que tiene de diseño, porque está asociado a cierto elitismo», opina Óscar París, que sitúa el boom de esta bebida en los momentos de bonanza previos a la crisis: «En La Tierreta teníamos una carta de aguas, algunas de 80 euros, ¡cómo no íbamos a tener un buen abanico de ginebras».
Para Carlos Orgaz, presidente de la Asociación de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón, el éxito de los gin tonics de lujo ilustra cómo la calidad puede ser un buen argumento contra la crisis: «El gin tonic es perfecto para los que prefieren pagar un poco más por una copa mucho mejor servida. En ese sentido, la preparación del personal de sala es importante, no solo para darle calidad al producto, sino también para formar al cliente y que sea exigente».
Podéis leer la noticia original en el siguiente enlace: Heraldo de Soria
El tópico del clásico renovado le queda como un guante a lo que está pasando con el gin tonic. Un trago de toda la vida que de un tiempo a esta parte disfruta de momentos de esplendor. Y por dos motivos principales. Por un lado, la multiplicación de la oferta de ginebras de alta calidad, las llamadas premium, elaboradas con más ingredientes en destilación y métodos tradicionales. Por otro, la asociación de este combinado a ambientes selectos y modernos han convertido al gin tonic en la bebida de moda en todo el mundo, hasta el punto de que, sobre todo en grandes capitales, proliferan los locales dedicados en exclusiva a las mil maneras de beber ginebra con tónica. Además, el gin tonic bien hecho se presenta como una oferta de calidad en tiempos de crisis, una manera de mimar a un cliente que ya no está dispuesto a pagar lo que sea por cualquier cosa y que, por si fuera poco, hace valer al personal con formación en el gremio de la hostelería.
El tópico del clásico renovado le queda como un guante a lo que está pasando con el gin tonic. Un trago de toda la vida que de un tiempo a esta parte disfruta de momentos de esplendor. Y por dos motivos principales. Por un lado, la multiplicación de la oferta de ginebras de alta calidad, las llamadas premium, elaboradas con más ingredientes en destilación y métodos tradicionales. Por otro, la asociación de este combinado a ambientes selectos y modernos han convertido al gin tonic en la bebida de moda en todo el mundo, hasta el punto de que, sobre todo en grandes capitales, proliferan los locales dedicados en exclusiva a las mil maneras de beber ginebra con tónica. Además, el gin tonic bien hecho se presenta como una oferta de calidad en tiempos de crisis, una manera de mimar a un cliente que ya no está dispuesto a pagar lo que sea por cualquier cosa y que, por si fuera poco, hace valer al personal con formación en el gremio de la hostelería.
«Como en su día hubo un boom de la cultura del vino, ahora se extiende la cultura del gin tonic. La gente quiere saber, le gusta entender el complejo mundo de la ginebra. Si de una bebida como el vino se puede hacer tanta literatura y leyenda...¡Imagina de dos!», apunta con humor Domingo Banegas, propietario del pub La Trampa de Jaca (Ramiro I, 1) y ganador del primer Concurso de gin tonic de la Jacetania, que tuvo lugar el mes pasado. La votación popular aplaudió su combinado a base de ginebra premium Rives Negra con aroma de semilla de haba tonka y el toque cítrico que le da la mora salvaje y la mandarina, que incluye congelados en un cubito de hielo.
«Como en su día hubo un boom de la cultura del vino, ahora se extiende la cultura del gin tonic. La gente quiere saber, le gusta entender el complejo mundo de la ginebra. Si de una bebida como el vino se puede hacer tanta literatura y leyenda...¡Imagina de dos!», apunta con humor Domingo Banegas, propietario del pub La Trampa de Jaca (Ramiro I, 1) y ganador del primer Concurso de gin tonic de la Jacetania, que tuvo lugar el mes pasado. La votación popular aplaudió su combinado a base de ginebra premium Rives Negra con aroma de semilla de haba tonka y el toque cítrico que le da la mora salvaje y la mandarina, que incluye congelados en un cubito de hielo.
Bebida con matices
La celebración del certamen altoaragonés es otra prueba de una moda que va a más. En el recién llegado restaurante zaragozano Vetula (Madre Vedruna, 22) lo saben bien y es uno de los locales de la capital aragonesa que ha hecho de sus sofisticados gin tonic un gancho para sus clientes que va más allá de lo tradicional: «La ginebra es una bebida alcohólica con muchos matices, más flexible que otras como el ron. Una buena ginebra puede llegar a tener más de diez elementos en destilación, con elementos botánicos, cítricos y florales, que son los que utilizamos aquí para jugar y crear los diferentes gin tonic», explican.
En Vetula, un nutrido equipo de someliers especializados crea las diferentes combinaciones basándose en las notas de cada ginebra tras catarlas en seco. La carta es amplia: Bulldog, Citadelle, 209 o una de las más de moda actualmente, la francesa G-Vine, entre otras muchas.
Según los elementos botánicos de cada marca, se opta entre añadir cilantro, bergamota, cardamomo o angélica, entre una amplia variedad de especias. Las notas florales determinan los aromas, que el somelier vaporiza ante el cliente con unos coquetos esencieros. El cítrico abre un abanico que va del limón a la lima, pasando por la naranja o la naranja sanguina. Todo un ritual encaminado a sorprender y a sacar el máximo partido del sabor de cada ginebra. Además, la copa invita a una tranquila sobremesa en el restaurante. «Queremos no solo ofrecer una buena copa, sino fomentar el acto social de beber», explica uno de los socios de Vetula, Guillermo Vicente.
«Con lo de la moda del gin tonic se ven algunos que llevan tantas cosas que en realidad no lo son, convertidos más bien en una pecera llena de cosas. El gin tonic no hay que desvirtuarlo», advierte Óscar París, gerente y jefe de sala del restaurante turolense La Tierreta, donde también los gin tonic son santo y seña. La opinión de Óscar es la del vigente campeón de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón en la categoría de gin tonic. Asegura que convenció al jurado por, precisamente, preparar un gin tonic en el que la ginebra era la protagonista. «El cliente quiere que le agasajen, y la preparación del gin tonic puede ser espectacular», asegura. Sus combinados se basan en la maestría con el twist, el toque de cítrico que con la pinza obtiene de de la corteza de la lima o el limón («donde hay mucho más sabor que en la pulpa», explica). Además, les añade un toque de angostura, un aromático concentrado de hierbas presente en muchos cócteles. En cuanto a la ginebra, París suele optar por «secas y aromáticas», y entre sus favoritas nombra a Citadelle que, según explica, «tiene entre 20 y 25 hierbas diferentes en su composición». Y añade: «Para los que les guste el gin tonic con aroma a limón, basta una buena ginebra».
El mimo de estos expertos a la hora de prepar un gin tonic se extiende, claro, al continente. La copa de balón es la elegida. En el Vetula, por ejemplo, se decantan por una «de enoteca», que tiene una gran capacidad (880 cl.). La idea, por un lado, es que «la ginebra se abra» y, por otro, «que se concentren los aromas». Óscar París redunda: «La copa en el gin tonic es importante, es necesario una de balón, con superficie para el oxígeno, para que cuando el cliente haga el trago largo, aprecie todos los sabores».
Muy frío
Este envase permite también albergar muchos hielos. «Es fundamental que la copa esté muy fría, para que el trago no se agüe y enmascare el sabor de la ginebra», apunta Domingo Banegas. En el Vetula, incluso, utilizan unos hielos obtenidos por ósmosis que, al parecer, respetan los sabores de las ginebras, los niveles de dulzor-amargor y los carbónicos.
Los carbónicos... Otra de las piezas claves del gin tonic. El 50% del nombre de la bebida. La presencia del gas en el combinado es fundamental, y los expertos recomiendan servir la tónica lentamente para evitar que pierda fuerza. Internacionalmente, los locales especializados señalan a la tónica Fever Tree como la mejor para este combinado. La quinina natural obtenida de un árbol medicinal parece ser la clave del éxito de esta marca india.
Como curiosidad, Óscar París recuerda que en restaurantes como El Bulli se fabricaba la quinina delante del cliente. Un ejemplo más del grado de sofisticación y, por qué no decirlo, de esnobismo, al que puede llegarse en el universo gin tonic. «Mucha gente se ha acercado al gin tonic por esnobismo, por lo que tiene de diseño, porque está asociado a cierto elitismo», opina Óscar París, que sitúa el boom de esta bebida en los momentos de bonanza previos a la crisis: «En La Tierreta teníamos una carta de aguas, algunas de 80 euros, ¡cómo no íbamos a tener un buen abanico de ginebras».
Para Carlos Orgaz, presidente de la Asociación de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón, el éxito de los gin tonics de lujo ilustra cómo la calidad puede ser un buen argumento contra la crisis: «El gin tonic es perfecto para los que prefieren pagar un poco más por una copa mucho mejor servida. En ese sentido, la preparación del personal de sala es importante, no solo para darle calidad al producto, sino también para formar al cliente y que sea exigente».
Bebida con matices
Bebida con matices
La celebración del certamen altoaragonés es otra prueba de una moda que va a más. En el recién llegado restaurante zaragozano Vetula (Madre Vedruna, 22) lo saben bien y es uno de los locales de la capital aragonesa que ha hecho de sus sofisticados gin tonic un gancho para sus clientes que va más allá de lo tradicional: «La ginebra es una bebida alcohólica con muchos matices, más flexible que otras como el ron. Una buena ginebra puede llegar a tener más de diez elementos en destilación, con elementos botánicos, cítricos y florales, que son los que utilizamos aquí para jugar y crear los diferentes gin tonic», explican.
La celebración del certamen altoaragonés es otra prueba de una moda que va a más. En el recién llegado restaurante zaragozano Vetula (Madre Vedruna, 22) lo saben bien y es uno de los locales de la capital aragonesa que ha hecho de sus sofisticados gin tonic un gancho para sus clientes que va más allá de lo tradicional: «La ginebra es una bebida alcohólica con muchos matices, más flexible que otras como el ron. Una buena ginebra puede llegar a tener más de diez elementos en destilación, con elementos botánicos, cítricos y florales, que son los que utilizamos aquí para jugar y crear los diferentes gin tonic», explican.
En Vetula, un nutrido equipo de someliers especializados crea las diferentes combinaciones basándose en las notas de cada ginebra tras catarlas en seco. La carta es amplia: Bulldog, Citadelle, 209 o una de las más de moda actualmente, la francesa G-Vine, entre otras muchas.
En Vetula, un nutrido equipo de someliers especializados crea las diferentes combinaciones basándose en las notas de cada ginebra tras catarlas en seco. La carta es amplia: Bulldog, Citadelle, 209 o una de las más de moda actualmente, la francesa G-Vine, entre otras muchas.
Según los elementos botánicos de cada marca, se opta entre añadir cilantro, bergamota, cardamomo o angélica, entre una amplia variedad de especias. Las notas florales determinan los aromas, que el somelier vaporiza ante el cliente con unos coquetos esencieros. El cítrico abre un abanico que va del limón a la lima, pasando por la naranja o la naranja sanguina. Todo un ritual encaminado a sorprender y a sacar el máximo partido del sabor de cada ginebra. Además, la copa invita a una tranquila sobremesa en el restaurante. «Queremos no solo ofrecer una buena copa, sino fomentar el acto social de beber», explica uno de los socios de Vetula, Guillermo Vicente.
Según los elementos botánicos de cada marca, se opta entre añadir cilantro, bergamota, cardamomo o angélica, entre una amplia variedad de especias. Las notas florales determinan los aromas, que el somelier vaporiza ante el cliente con unos coquetos esencieros. El cítrico abre un abanico que va del limón a la lima, pasando por la naranja o la naranja sanguina. Todo un ritual encaminado a sorprender y a sacar el máximo partido del sabor de cada ginebra. Además, la copa invita a una tranquila sobremesa en el restaurante. «Queremos no solo ofrecer una buena copa, sino fomentar el acto social de beber», explica uno de los socios de Vetula, Guillermo Vicente.
«Con lo de la moda del gin tonic se ven algunos que llevan tantas cosas que en realidad no lo son, convertidos más bien en una pecera llena de cosas. El gin tonic no hay que desvirtuarlo», advierte Óscar París, gerente y jefe de sala del restaurante turolense La Tierreta, donde también los gin tonic son santo y seña. La opinión de Óscar es la del vigente campeón de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón en la categoría de gin tonic. Asegura que convenció al jurado por, precisamente, preparar un gin tonic en el que la ginebra era la protagonista. «El cliente quiere que le agasajen, y la preparación del gin tonic puede ser espectacular», asegura. Sus combinados se basan en la maestría con el twist, el toque de cítrico que con la pinza obtiene de de la corteza de la lima o el limón («donde hay mucho más sabor que en la pulpa», explica). Además, les añade un toque de angostura, un aromático concentrado de hierbas presente en muchos cócteles. En cuanto a la ginebra, París suele optar por «secas y aromáticas», y entre sus favoritas nombra a Citadelle que, según explica, «tiene entre 20 y 25 hierbas diferentes en su composición». Y añade: «Para los que les guste el gin tonic con aroma a limón, basta una buena ginebra».
«Con lo de la moda del gin tonic se ven algunos que llevan tantas cosas que en realidad no lo son, convertidos más bien en una pecera llena de cosas. El gin tonic no hay que desvirtuarlo», advierte Óscar París, gerente y jefe de sala del restaurante turolense La Tierreta, donde también los gin tonic son santo y seña. La opinión de Óscar es la del vigente campeón de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón en la categoría de gin tonic. Asegura que convenció al jurado por, precisamente, preparar un gin tonic en el que la ginebra era la protagonista. «El cliente quiere que le agasajen, y la preparación del gin tonic puede ser espectacular», asegura. Sus combinados se basan en la maestría con el twist, el toque de cítrico que con la pinza obtiene de de la corteza de la lima o el limón («donde hay mucho más sabor que en la pulpa», explica). Además, les añade un toque de angostura, un aromático concentrado de hierbas presente en muchos cócteles. En cuanto a la ginebra, París suele optar por «secas y aromáticas», y entre sus favoritas nombra a Citadelle que, según explica, «tiene entre 20 y 25 hierbas diferentes en su composición». Y añade: «Para los que les guste el gin tonic con aroma a limón, basta una buena ginebra».
El mimo de estos expertos a la hora de prepar un gin tonic se extiende, claro, al continente. La copa de balón es la elegida. En el Vetula, por ejemplo, se decantan por una «de enoteca», que tiene una gran capacidad (880 cl.). La idea, por un lado, es que «la ginebra se abra» y, por otro, «que se concentren los aromas». Óscar París redunda: «La copa en el gin tonic es importante, es necesario una de balón, con superficie para el oxígeno, para que cuando el cliente haga el trago largo, aprecie todos los sabores».
El mimo de estos expertos a la hora de prepar un gin tonic se extiende, claro, al continente. La copa de balón es la elegida. En el Vetula, por ejemplo, se decantan por una «de enoteca», que tiene una gran capacidad (880 cl.). La idea, por un lado, es que «la ginebra se abra» y, por otro, «que se concentren los aromas». Óscar París redunda: «La copa en el gin tonic es importante, es necesario una de balón, con superficie para el oxígeno, para que cuando el cliente haga el trago largo, aprecie todos los sabores».
Muy frío
Muy frío
Este envase permite también albergar muchos hielos. «Es fundamental que la copa esté muy fría, para que el trago no se agüe y enmascare el sabor de la ginebra», apunta Domingo Banegas. En el Vetula, incluso, utilizan unos hielos obtenidos por ósmosis que, al parecer, respetan los sabores de las ginebras, los niveles de dulzor-amargor y los carbónicos.
Este envase permite también albergar muchos hielos. «Es fundamental que la copa esté muy fría, para que el trago no se agüe y enmascare el sabor de la ginebra», apunta Domingo Banegas. En el Vetula, incluso, utilizan unos hielos obtenidos por ósmosis que, al parecer, respetan los sabores de las ginebras, los niveles de dulzor-amargor y los carbónicos.
Los carbónicos... Otra de las piezas claves del gin tonic. El 50% del nombre de la bebida. La presencia del gas en el combinado es fundamental, y los expertos recomiendan servir la tónica lentamente para evitar que pierda fuerza. Internacionalmente, los locales especializados señalan a la tónica Fever Tree como la mejor para este combinado. La quinina natural obtenida de un árbol medicinal parece ser la clave del éxito de esta marca india.
Los carbónicos... Otra de las piezas claves del gin tonic. El 50% del nombre de la bebida. La presencia del gas en el combinado es fundamental, y los expertos recomiendan servir la tónica lentamente para evitar que pierda fuerza. Internacionalmente, los locales especializados señalan a la tónica Fever Tree como la mejor para este combinado. La quinina natural obtenida de un árbol medicinal parece ser la clave del éxito de esta marca india.
Como curiosidad, Óscar París recuerda que en restaurantes como El Bulli se fabricaba la quinina delante del cliente. Un ejemplo más del grado de sofisticación y, por qué no decirlo, de esnobismo, al que puede llegarse en el universo gin tonic. «Mucha gente se ha acercado al gin tonic por esnobismo, por lo que tiene de diseño, porque está asociado a cierto elitismo», opina Óscar París, que sitúa el boom de esta bebida en los momentos de bonanza previos a la crisis: «En La Tierreta teníamos una carta de aguas, algunas de 80 euros, ¡cómo no íbamos a tener un buen abanico de ginebras».
Como curiosidad, Óscar París recuerda que en restaurantes como El Bulli se fabricaba la quinina delante del cliente. Un ejemplo más del grado de sofisticación y, por qué no decirlo, de esnobismo, al que puede llegarse en el universo gin tonic. «Mucha gente se ha acercado al gin tonic por esnobismo, por lo que tiene de diseño, porque está asociado a cierto elitismo», opina Óscar París, que sitúa el boom de esta bebida en los momentos de bonanza previos a la crisis: «En La Tierreta teníamos una carta de aguas, algunas de 80 euros, ¡cómo no íbamos a tener un buen abanico de ginebras».
Para Carlos Orgaz, presidente de la Asociación de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón, el éxito de los gin tonics de lujo ilustra cómo la calidad puede ser un buen argumento contra la crisis: «El gin tonic es perfecto para los que prefieren pagar un poco más por una copa mucho mejor servida. En ese sentido, la preparación del personal de sala es importante, no solo para darle calidad al producto, sino también para formar al cliente y que sea exigente».
Para Carlos Orgaz, presidente de la Asociación de Maîtres y Jefes de Sala de Aragón, el éxito de los gin tonics de lujo ilustra cómo la calidad puede ser un buen argumento contra la crisis: «El gin tonic es perfecto para los que prefieren pagar un poco más por una copa mucho mejor servida. En ese sentido, la preparación del personal de sala es importante, no solo para darle calidad al producto, sino también para formar al cliente y que sea exigente».
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En corto. El sofisticado y eterno trago de moda
La llegada a España de ginebras de gran calidad y la espectacularidad de su preparación y presentaciones han hecho de este clásico combinado la bebida del m
whisky
es
https://cdnimages.juegosboom.com/theginblog.es/1220/dbmicrodb2-whisky-en-corto-26290-0.jpg
2020-01-11
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